Delegados de la Coordinadora Latinoamericana del Campo (CLOC) se reunieron en Buenos Aires previo al V Congreso de la organización. La defensa de los recursos naturales es el punto común.


La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) es el movimiento continental que reúne a familias rurales, indígenas, afrodescendientes y trabajadores sin tierra. Integrado por ochenta  organizaciones de 25 países, referentes en las luchas contra el modelo extractivo (monocultivo, minería, petróleo, agrocombustibles) y el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). A 16 años de su conformación, la CLOC realiza entre el 8 y el 16 su V Congreso en Ecuador, donde confluirán un millar de delegados de América. “Condenamos frontalmente el intento de golpe de Estado. Los acontecimientos en Ecuador son acciones desesperadas de la oligarquía, representada por la derecha, con el único objetivo de preservar los intereses del capital, que a largo de la historia han perjudicado a la clase campesina”, denuncia en su comunicado la CLOC, representación continental de la Vía Campesina, colectivo rural intercontinental presente en 69 países. Elvio Trinidad, del Movimiento Campesino de Paraguay (MCP) y Valter Da Silva, del Movimiento de Pequeños Agricultores de Brasil (MPA), ambos dirigentes ante la Coordinadora, tuvieron un breve paso por Buenos Aires, donde explicaron las similitudes del campo Latinoamericano y adelantaron los temas del encuentro de la CLOC.

   -¿Cuáles son los objetivos del V Congreso?

   -(ET) La CLOC es la línea de intervención de campesinos, indígenas y afrodescendientes a nivel continental. Tenemos claro que todas las organizaciones del campo tenemos enemigos comunes, entonces a través de la CLOC buscamos que la lucha campesina se consolide a nivel internacional. También tenemos objetivos comunes, que vamos a fortalecer en el Congreso, lucha por la tierra, integración de los pueblos, soberanía alimentaria y reforma agraria. No se puede dejar de recordar que los sectores campesinos e indígenas son de los más pisoteados por los sectores dominantes, y luchamos para revertir esa situación.

   -(VDS) Las organizaciones y movimientos de la CLOC expresaremos con claridad la lucha contra el capital internacional que ha fijado sus intereses en los recursos naturales, minerales, tierras, agua, biodiversidad. Quienes resistimos en los territorios campesinos sabemos desde la práctica que distintas empresas extractivas desean nuestros territorios, quieren profundizar la explotación de recursos naturales. Desde la misma práctica les decimos y diremos que no. El V Congreso servirá para articular esa resistencia.

   -¿Cuáles son los enemigos comunes?

   -(ET) El agronegocios, las transnacionales y los organismos multilaterales que se expanden en todo el continente. Los enemigos comunes son las empresas extranjeras y nacionales que sostienen los agronegocios, que son las mismas que se expanden en los países de la región. Y también un sector de la prensa, que protege a los poderes económicos.

   -¿Cuál es la expresión práctica de ese sector?

   -(VDS) Las políticas extractivas están directamente vinculadas en todo el continente. Las mineras que están en Ecuador o Colombia son las mismas que están en Chile y Argentina, y en todos los lugares las empresas extractivas cometen las mismas prácticas de criminalización, saqueo y contaminación. Un caso concreto es la semilla transgénica de soja, que era ilegal en Brasil y Paraguay. Pero en la década del 90 la legalizaron en Argentina y, de contrabando, la llevaron a Paraguay y Brasil.

   -¿Cuál es el papel de los gobiernos frente al modelo extractivo?

   -(ET) Todos los gobiernos apoyaron el modelo transgénico. Uno de los problemas comunes es que los estados no tienen políticas reales de apoyo a la agricultura  familiar e impulsan con fuerza la agricultura empresarial, a pesar de los discursos progresistas.

   -(VDSl) Varios de los políticos progresistas para poder llegar hasta el Gobierno hicieron una variedad de acuerdos, incluso con sectores de la derecha. Están atados a intereses, sobre todo empresariales. Entonces con una mano apoyan a campesinos y la lucha popular, y con la otra aportan recursos y leyes para el sector privado. Por eso mismo los gobiernos no pueden decir que son de izquierda, por eso son progresistas (sonríe), aunque claro que siempre un gobierno progresista es mejor que uno de la derecha. Un ejemplo claro puede ser Brasil, donde un gobierno de derecha nunca hubiera hecho lo bueno que hizo Lula en política internacional: apoyar a Venezuela y rechazar las bases militares de Estados Unidos.

   -¿Cómo actúa el modelo de agronegocios en Paraguay?

   -(ET) El monocultivo de soja provocó la pérdida de la soberanía alimentaria, generó dependencia de las grandes empresas de semillas transgénicas y menos producción de alimentos. Con el agravante de los agrotóxicos, que envenenan a nuestro pueblo, y los desalojos. En mi país el 70 por ciento de la tierra productiva está en manos la oligarquía, familias acomodadas que sólo priorizan sus ganancias. Paraguay es un país eminentemente agrícola, el 43 por ciento de la población es rural. Y esa población corre peligro real de perder la tierra, lo que implica dejar de producir, perder la fuente básica de alimentación. Para Paraguay los agronegocios significó violentar los derechos humanos.

   -¿Y en Brasil?

   -(VDS) Vivimos lo mismo que en Paraguay, Argentina y lo demás países hermanos. Por eso desde los movimientos sociales debemos seguir acumulando fuerzas, haciendo alianzas, presionando para aplicar políticas públicas, luchando, formando cuadros. Sabemos que el cambio no es breve, por lo cual hay que ir acumulando fuerzas. En el caso concreto de las elecciones de Brasil: Dilma (Rousseff) no es la candidata de nuestros sueños, pero (José) Serra es el candidato de nuestras pesadillas. No se puede permitir que la derecha se recupere.

   -¿Cuál es la relación de las organizaciones que integran la CLOC con los gobiernos?

   -(ET) Lugo llegó con el apoyo del campesinado y hasta ahora seguimos defendiendo el proceso paraguayo. Planteamos puntos básicos, entre ellos la reforma agraria, seguro agrícola, respeto al medio ambiente y soberanía energética. Todos fueron aceptados por Luego, pero desde hace un tiempo el Presidente impulsó una alianza con sectores de derecha. Además el Parlamento sigue siendo dominado mayoritariamente por los sectores más conservadores. Es una situación complicada, donde la oposición tiene fuerza. La evaluación hasta ahora es que no fueron atendidas las demandas y propuestas del campo social. El cambio no llegó y se visualiza una inclinación del Gobierno hacia la derecha. Y la derecha de Paraguay es muy peligrosa porque criminaliza y actúa junto con jueces y fiscales de la antigua escuela, de la dictadura, que persiguen a los sectores en lucha.

   -(VDS) Tenemos que seguir presionando a los gobiernos para que giren hacia la izquierda, aunque sabemos que muchos gobernantes tienen límites claros. En la CLOC no hay posturas rígidas ni impuestas, por lo cual hay diversidad y libertad, cada organización decide por sí en lo local. Nosotros apostamos a la autonomía, apoyando lo que creemos positivo y movilizando y denunciando lo que está mal.

   -Hasta hace algún tiempo no había diálogo con la FAO. Ahora la Vía Campesina comenzó a dialogar. ¿Qué cambió?

   -(VDSl) La FAO fue y es un socio de los agronegocios, facilitó la llegada e instalación de ese modelo nefasto a toda América. Y hace muy poco tuvo que reconocer que, con ese modelo, el hambre no paró de crecer. La FAO, como órgano de Naciones Unidas, tiene la obligación de impulsar la producción de alimentos sanos, y no lo hace. En otros momentos nosotros no queríamos dialogar con la FAO, pero nos dimos cuenta que esa estrategia no sirvió. Ahora decidimos estar ahí, intentar hablar, y sobre todo proponer, denunciar, criticar y movilizar para que de una vez por todas se dejé el modelo empresario de monocultivo y se apoye el modelo campesino, de alimentos saludables para el pueblo. La FAO deberá decidir con quién estar. Las organizaciones de la CLOC son la muestra viva que otro modelo agropecuario es posible y lo estamos haciendo, y no dejaremos de movilizar y luchar para mantener nuestra forma de vida.