La meseta de Chubut es el centro geográfico de la provincia, de clima seco, rutas solitarias y clima inhóspito. Allí viven desde hace generaciones indígenas, puesteros y también descendientes de inmigrantes. La cría de animales es la tradición, aunque en la década del ’80 fue noticia nacional porque la dictadura militar intentó instalar en el lugar el primer basurero nuclear del mundo. La movilización popular lo rechazó. Treinta años después, la región experimenta un déjà vu: pretenden instalar una mina de plomo y plata (llamada Navidad), a pesar de que una ley provincial prohíbe la actividad. Las comunidades indígenas, que ya sufrieron la profanación de un cementerio por el avance minero, anunciaron el rechazo a la actividad y, junto a las asambleas socioambientales de la provincia, realizaron el fin de semana una marcha de dos días hasta el cuestionado yacimiento. La empresa, Pan American Silver, aseguró que no tiene “nada que ocultar” y anunció que mantendrá con la comunidad una política de “tranqueras abiertas”.
Desde Chacay Oeste, Laguna Fría, Blancuntre, Pire Mahuida, Sacanana y Gan Gan comenzaron el domingo a la madrugada una lenta cabalgata por la ruta provincial 4. Se detuvieron en cada vivienda rural e informaron sobre los perjuicios de la minería. El lunes al mediodía se encontraron en la tranquera del emprendimiento minero con los asambleístas del oeste de la provincia (Esquel, Pueblo, Bolsón) y del este (Trelew, Comodoro Rivadavia y Madryn). Por la tarde hubo una caminata en Gan Gan, donde los Vecinos Autoconvocados celebraron el “Carnaval de la resistencia”, con música y comidas. También estuvieron los integrantes del Foro Ambiental y Social de la Patagonia.
En marzo de 2003, y luego de un proceso de movilización y consulta popular, la comunidad de Esquel rechazó la instalación de una mina de oro a diez kilómetros de la ciudad. Fue el puntapié para lograr que la Legislatura provincial sancionara la Ley 5001, que prohíbe en toda la provincia la minería metalífera a gran escala, con uso de sustancias tóxicas.
A pesar de la prohibición, la compañía canadiense Pan American Silver adquirió en diciembre de 2009 el yacimiento Navidad.
Desde la Asamblea de Esquel afirman que, luego de las elecciones, el gobierno provincial buscará modificar la ley y habilitar la minería en la meseta, donde viven desde hace más de cien años nueve comunidades indígenas que rechazan el avance minero sobre sus territorios. Cuentan con leyes específicas que obligan a “asegurar la participación indígena en la gestión de sus recursos naturales”.
El gerente de Relaciones Institucionales de Minera Argenta (filial local de Pan American Silver), Fernando Muratore, señaló que la compañía respeta toda manifestación pacífica, sostuvo que la marcha es una “buena oportunidad para que se acerquen y conozcan el área del proyecto”.
La compañía tomó nota del tema más preocupante para la población (el agua). En febrero último difundió un informe que tuvo amplia cobertura en los diarios provinciales. Informó que detectó “importantes recursos de agua subterránea en el área de la mina y sus alrededores (…) Se trata de recursos de gran tamaño que no habían sido identificados previamente”.
Las asambleas ambientales descreen del anuncio, sobre todo porque la compañía no hizo público el supuesto estudio hidrológico. Muratore dijo que todos los estudios están a disposición de la provincia, pero solicitó tiempo para hacerlos públicos.
Desde el Observatorio del Agua de la Universidad Nacional de la Patagonia afirmaron en 2009, y aún sostienen, que en la meseta no hay agua en cantidad suficiente para la minería y advierten que se secarán las aguadas y mallines. A la crítica se sumaron las asambleas socioambientales y el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa).
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