Con una carpa frente al Congreso, ayer terminó la semana de protesta y difusión sobre los efectos sociales, económicos y ambientales de la industria extractiva. Organizaciones sociales piden derogar las leyes mineras y proteger los recursos naturales.
Argentina cuenta con cinco mil kilómetros de cordillera, una decena de yacimientos mineros metalíferos en explotación y 50 emprendimientos a gran escala en exploración. También existen innumerables denuncias por contaminación, un centenar de pueblos que rechazan la actividad y una carpa blanca, frente al Congreso, con una certeza: «El agua vale mucho más que el oro». Impulsado por la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), espacio de articulación de 300 organizaciones, militantes de todo el país ayunaron toda la semana y escracharon al Seminario Internacional Argentina Oro 2008, una ronda de negocios que reúne a empresas internacionales, gobiernos provinciales y funcionarios nacionales que impulsan la actividad. «El 70 por ciento del agua dulce del país proviene de la cordillera, esas montañas son la fábrica del recurso más indispensable que necesitamos para vivir. Esas montañas, y esa agua, están siendo contaminadas por la minería», advierten desde la UAC.
Ya no existe la clásica imagen de túneles oscuros en las montañas, con mineros, picos, palas y pepitas de oro. Para extraer metales se utiliza maquinaria de última tecnología, gigantes palas mecánicas, monumentales explosiones y enormes piletones con sopas químicas. Además de la utilización de inmensas cantidades de agua, siempre en zonas semidesérticas. Testigos de esa situación, los pueblos cercanos a los yacimientos trajeron esa realidad a la ciudad de Buenos Aires. Con la consigna «Contra el saqueo y la contaminación», carpas, carteles, banderas, ayunantes y mucha información; cartillas, trípticos, videos, audios, libros y charlas con especialistas. «Se cumplió con el objetivo de dar visibilidad a una lucha silenciada en las grandes ciudades. Se pudo comprobar, con información, que la minería a gran escala no produce trabajo, no genera riqueza para el país, derrocha millones de litros de agua y contamina», explicó a modo de balance Cristina Mandale, ayunante mendocina e integrante de la UAC.
Las exportaciones mineras del país se multiplicaron en la última década. Según datos oficiales de la Secretaría de Minería, en 1993 Argentina exportaba 15,8 millones de dólares. Después de aprobada la nueva legislación de la actividad, durante el menemismo y aún vigentes, el cambio fue drástico: en 2007 se exportaron 3500 millones de dólares. Al amparo de las leyes, las empresas no pagan impuestos a los combustibles (el que todos pagan cuando cargan nafta), ni sellos ni tasas para la importación. En los primeros cinco años no pagan impuestos nacionales, provinciales ni municipales.
Durante toda la semana, las Asambleas Ciudadanas también denunciaron que las mineras no pagan impuestos a las Ganancias ni Ingresos Brutos, no pagan IVA ni impuestos por ingreso de maquinarias y gozan de estabilidad fiscal por treinta años (cualquier modificación, por ejemplo el impuesto al cheque, que pagan todos los argentinos, o el corralito de 2001, no los afecta). Las empresas no tienen retención a las exportaciones (como sí tienen, por ejemplo, los productos agropecuarios), por lo cual mayores exportaciones no significan mayores ingresos a las arcas del Estado. Al paquete de normas beneficiosas, el sector minero lo llama eufemísticamente «régimen minero confiable».
Paras las mismas leyes, las UAC utilizan otra definición: «Saqueo». Y lo gritaron el miércoles en la puerta del lujoso hotel Emperador, sede de la ronda de negocios Argentina Oro 2008, auspiciada por Barrick Gold (la empresa mundial del sector), Minera Alumbrera (caso testigo de minería en Argentina, con innumerables acusaciones de contaminación) y las embajadas de Canadá y Suecia. El escrache incluyó pintadas, radio abierta y máscaras que representaban la muerte producto de la contaminación. El comité ejecutivo del seminario internacional está encabezado por el presidente de Alumbrera, Julián Rooney, procesado por el presunto delito de contaminación. Y el presidente honorario del encuentro es el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, férreo impulsor de la actividad en la provincia, con el yacimiento Veladero en explotación y el binacional Pascua Lama en construcción.
En el encuentro se explicitó que Argentina es sindicada como una de las vedettes del sector. Con 75 por ciento de sus recursos inexplorados y regalías de sólo el tres por ciento, empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y China huyen de sus países por los controles ambientales e impositivos estrictos, y señalaron a Argentina y la región como el destino de la década. En el seminario, el gobierno nacional festejó que tiene en carpeta 59 proyectos metalíferos y augura que, para 2015, habrá 18 proyectos de gran escala en plena explotación.
«El Gobierno afirma que las AFJP son un saqueo. ¿Y por qué no dicen lo mismo de la minería, donde el robo es más evidente?», resaltan los ayunantes en Plaza Congreso, y equiparan industrias extractivas: «La soja, las pasteras y mineras son parte de un mismo modelo que privilegia ganancias por sobre las personas y la naturaleza».
El secretario de Minería, Jorge Mayoral, se mostró locuaz en el seminario Argentina Oro. «El crecimiento sostenido de la producción nacional de oro, sumado a la puesta en marcha de nuevos emprendimientos productivos, insertará a nuestro país en el club de los nueve mayores productores auríferos del mundo en los próximos cinco años», festejó en su discurso al cierre del encuentro aurífero. Mayoral también remarcó que la producción del metal aumentó 70 veces en los últimos años, aseguró que Argentina es el segundo productor de oro de Sudamérica (y 14 en el mundo) y precisó que las principales provincias productoras son Catamarca, San Juan y Santa Cruz.
El caso testigo de la minería metalífera en Argentina es el yacimiento Bajo la Alumbrera, en Catamarca, donde remueve 340 toneladas de roca por día. Por cada tonelada de roca obtiene seis gramos de oro y seis kilogramos de cobre. Datos de la misma empresa se ufanan de que Alumbrera utiliza en un solo mes la misma cantidad de explosivos que se requiere por año en toda la Argentina. Los especialistas advierten que la remoción de las montañas acelera la producción de sulfuros, que con el aire y el agua producen drenajes y lluvias ácidas, con su contaminación a cuestas.
Un aspecto fundamental es el uso de un bien escaso como el agua. Alumbrera cuenta con un permiso de extracción de 1100 litros por segundo, casi cuatro millones de litros por hora en una zona semidesértica. El agua utilizada es irrecuperable. No hay tratamiento posible para que vuelva a ser aprovechable. Otras cifras del emblema minero nacional: cuatro derrames tóxicos comprobados y una decena de denuncias por contaminación.