El tóxico de los campos

El agrotóxico básico de la industria sojera produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aun en dosis muy inferiores a las utilizadas en agricultura. El estudio, realizado en embriones, es el primero en su tipo y refuta la supuesta inocuidad del herbicida.

el-toxico-de-los-campos2Las comunidades indígenas y los movimientos campesinos denuncian desde hace una década los efectos sanitarios de los agrotóxicos sojeros. Pero siempre chocaron con las desmentidas de tres actores de peso, productores (representados en gran parte por la Mesa de Enlace), las grandes empresas del sector y los ámbitos gubernamentales que impulsan el modelo agropecuario. El argumento recurrente es la ausencia de «estudios serios» que demuestren los efectos negativos del herbicida. A trece años de fiebre sojera, por primera vez una investigación científica de laboratorio confirma que el glifosato (químico fundamental de la industria sojera) es altamente tóxico y provoca efectos devastadores en embriones. Así lo determinó el Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet-UBA (Facultad de Medicina) que, con dosis hasta 1500 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones sojeras, comprobó trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. «Concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión, sugiriendo la posibilidad de que se estén interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario», subraya el trabajo, que también hace hincapié en la urgente necesidad de limitar el uso del agrotóxico e investigar sus consecuencias en el largo plazo. El herbicida más utilizado a base de glifosato se comercializa bajo el nombre de Roundup, de la compañía Monsanto, líder mundial de los agronegocios.

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«Quien controla las semillas, controla la comida y la vida»

Una compañía líder, un modelo agrario y sus consecuencias sociales y sanitarias. Los secretos de la empresa, su poder ante los gobiernos y la ciencia. La investigadora francesa aborda todas las claves para contextualizar el monocultivo de soja y los agrotóxicos a nivel global.

quien-controla-las-semillas-controla-la-comida-y-la-vida-¿Cómo define a Monsanto?

-Monsanto es una empresa delincuente. Lo digo porque hay pruebas concretas de ello. Fue muchas veces condenada por sus actividades industriales, por ejemplo el caso de los PCB, producto que ahora está prohibido, pero sigue contaminando el planeta. Durante 50 años el PCB estuvo en los transformadores de energía. Y Monsanto, que fue condenada por eso, sabía que eran productos muy tóxicos, pero escondió información y nunca dijo nada. Y es la misma historia con otros dos herbicidas producidos por Monsanto, que formaron el cóctel llamado «agente naranja» utilizado en la guerra de Vietnam, y también sabía que era muy tóxico e hizo lo mismo. Es más, manipuló estudios para esconder la relación entre las dioxinas y el cáncer. Es una práctica recurrente en Monsanto. Muchos dicen que esto es el pasado, pero no es así, es una forma de obtener ganancias que aún hoy está vigente. La empresa nunca aceptó su pasado ni aceptó responsabilidades. Siempre trató de negar todo. Es una línea de conducta. Y hoy sucede lo mismo con los transgénicos y el Roundup.

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La salud, más importante que la soja

La medida suspende la utilización del producto en la ciudad de San Jorge, corazón del monocultivo de soja, ante un recurso de amparo presentado por vecinos. Productores marcharon al juzgado en defensa de las fumigaciones.

la-salud-mas-importante-que-las-ojaAilén tiene sólo 2 años, pero ya conoce la faceta más silenciada del cultivo de soja: cuando tenía cinco días de vida sufrió su primera intoxicación con agrotóxicos. Desde ese momento, cada fumigación es un camino directo al hospital, y todos los días recibe un cóctel de medicamentos para poder respirar. Ailén tiene los ojos color miel y la tez blanca, vive en San Jorge, centro-oeste de Santa Fe, pleno corazón del monocultivo, y su casa está a diez metros de una plantación de soja. Cada vez que las avionetas rocían los campos, se repiten las alergias, intoxicaciones y problemas respiratorios. En base a estos padeceres y estudios médicos, la Justicia acaba de prohibir las fumigaciones con el agrotóxico Roundup, pilar de la industria sojera mundial y propiedad de la multinacional Monsanto. La medida privilegia la salud por sobre la actividad económica. Los productores agropecuarios santafesinos estuvieron lejos de aceptar el fallo: marcharon hacia el juzgado en defensa de las fumigaciones.
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La valla a la topadora se llama wichí

Un día antes de la audiencia a la que convoca la Corte para determinar sobre la prohibición del desmonte en Salta, los wichí cuentan cómo se las arreglan para defender su tierra y su medio de vida ante el avance permanente de las topadoras.

Desde Tartagal, Salta

la-valla-a-la-topadora-se-llama-wichiLa ruta nacional 86 es un ancho camino de tierra en el norte de Salta. Comienza en Tartagal y -170 kilómetros después- finaliza en la frontera con Paraguay. Monte nativo, árboles añejos y pobladores originarios sobreviven a ambos lados de la ruta. Es la zona más preciada por los grupos sojeros y madereros, que pugnan por ingresar, deforestar y obtener ganancias. La defensa del monte nativo no la realiza ningún gobierno, sino las comunidades wichí que resisten a base de acción directa: piquetes, cortar alambres, frenar topadoras y enfrentar gendarmes. En diciembre pasado tuvieron un aliado circunstancial: la Corte Suprema de Justicia ordenó el cese de los desmontes autorizados en el último trimestre de 2007 y fijó fecha para una audiencia de las partes. Mañana será ese momento, cuando escuchará a las comunidades y también a la provincia y el gobierno nacional, que deberán explicar por qué se continúa arrasando territorio indígena. Los referentes indígenas muestran expectativa y escepticismo, en partes iguales. Y reina una certeza: «La cuestión de fondo es la tierra, no el desmonte».

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Tala, petróleo y alud

Organizaciones campesinas y pueblos originarios denuncian los efectos de la tala y la explotación petrolera.

Desde Tartagal, Salta

tala-petroleo-y-aludEl departamento de San Martín, con Tartagal como cabecera, cuenta con petróleo, gas, tierras productivas, bosques frondosos y agua. Es la región más rica de Salta, pero también es la zona con más pobres de la provincia. Volvió a ser noticia nacional luego de que agua, barro y troncos arrasaran un cuarto de la ciudad y dejaran sin casa a un millar de familias. Funcionarios de primera línea, tanto de la provincia como de la Nación, responsabilizaron a la naturaleza, que se habría ensañado con los salteños. Campesinos y pueblos originarios advierten desde hace años sobre los efectos del desmonte, aseguran que el alud tiene directa relación con la tala indiscriminada y, como cuestión de fondo, responsabilizan al modelo extractivo, que privilegia la explotación de bienes naturales en lugar de la vida. Empresas de hidrocarburos, sojeras y madereras son denunciadas por arrasar monte nativo y expulsar de sus tierras a pobladores ancestrales. Los campesinos advierten que, de continuar la misma política extractiva, «habrá muchos Tartagal».

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El día después, todo barro y mucha bronca

Cientos de vecinos intentaban sacar el lodo de sus casas; muchos de ellos perdieron todas sus pertenencias. Los habitantes de Tartagal coinciden en que el origen del desastre está en el desmonte. Hay diez mil afectados y 700 evacuados.

Desde Tartagal, Salta

el-dia-despues-tartagal«La culpa no es de la naturaleza», fue la respuesta recurrente de los vecinos más afectados de Tartagal, al norte salteño. Y culpaban a la mano del hombre y la complicidad política, que impulsa la deforestación en la región. Además de la demora de obras públicas, sobre el río, que ya debieran estar finalizadas. Ayer a la tarde aún sacaban el barro de sus casas, y con las marcas de agua hasta un metro de altura, los habitantes de Barrio Centro miraban al cielo por dos motivos: rogaban el cese de lluvias y veían pasar al gobernador Juan Manuel Urtubey, que sobrevolaba la zona en helicóptero. Millares de troncos que bajaron del cerro fueron la antesala del desastre: conformaron un dique natural que desbordó el río hacia las márgenes, cuatro cuadras de cada lado, sobre los sectores más humildes. Salta había sido rebautizada como la «capital nacional del desmonte» por comunidades indígenas y organizaciones campesinas, que desde hace años advierten las consecuencias del maltrato ambiental. El lunes a la mañana la naturaleza comenzó a darles la razón. Urtubey reconoció que la situación se agravó por los troncos traídos por la creciente, pero negó que su origen fuera la tala (ver aparte).

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